por Elvio Baldinelli
The author, a distinguished economist, analyzes Argentina’s currency devaluation in the context of Mercosur and the effect it has had on neighboring trade partners. Sr. Baldinelli has given American Diplomacy the benefit of his insight on several previous occasions. [[click here]]. —Ed.
El proyecto del Mercosur ha resultado exitoso y positivo para los paises que lo integran. Prueba de ello está en que para el año 199O, el anterior al del inicio de la formación del Mercosur, solo el 12% de las exportaciones argentinas tenían al Brasil como destino mientras que para el año 2001 la proporción subió al 24%. En cuanto al Brasil sus ventas hacia la Argentina significaban en la primera fecha apenas el 2% de las totales, alcanzando ahora al 13%.
Luego de algunos años en que los intercambios entre los paises del Mercosur crecieron vigorosamente comenzaron a hacerse presentes problemas, siendo los más graves los originados por la abrupta pérdida del valor del Real a partir del 13 de enero de 1999. Una muestra de las consecuencias fue la caida de las exportaciones argentinas al Brasil que, habiendo alcanzado en el año 1998 la suma de u$s 7.949 millones cayeron en 2001 a u$s 6.272 milliones, o sea que bajaron de significar el 30% de las totales al mundo en 1998 al 24% en el año 2001.
Quando un grupo de países resuelve eliminar los aranceles aduaneros entre si para alcanzar una unión aduanera resulta indispensable la adopción de medidas que atiendan los problemas que puedan derivarse del hecho de que alguno de los miembros devalúe fuertemente su moneda. La razon está en que con la nueva paridad cambiaria se dificultarán las ventas hacia ese mercado y, lo que es más grave, que las exportaciones que de él provengan lo harán a precios mas bajos. Circunstancias como estas fueron previstas en el Tratado de Roma cuando en el año 1957 fue iniciado el mercado común europeo. Allí se estipuló que si la moneda de uno de los países miembros se devaluaba con una intensidad que pudiera dañar las actividades productivas de los demás, éstos podían tomar medidas para evitarlo.
Pero en el Tratado que dio lugar al Merocosur no existe previsión alguna a este respecto, hecho que se evidenció con la devaluación del Brasil, Además el gobierno de este país se negó terminantemente a que los otros tres socios tomaran medidas para protegerse. La opinión predominante en aquel país fue que era la Argentina la que, a fin de atender el problema, debia devaluar el peso. Varios y poderosos motivos lleveron a que se demorara la aceptación de este consejo: los déficit de presupuesto tanto de la Nación como de las provincias, la necesidad de preservar la estabilidad de los precios internos y de evitar graves problemas financieros a quienes estuvieran endeudados en monedas extranjeras — consumidores, empresas y el propio Estado.
Si bien el gobierno del Brasil les negó a sus socios el derecho de proteger sus producciones tanto Paraguay como el Uruguay lo hicieron sin atender a que violaban el Tratado. La Argentina no los imitó en razón de que lo impide la imprudente norma constitucional que establece (articulo 75, inciso 22) que los tratados internacionales firmados por el país tienen una jerarquía mayor que las Leyes de la Nacion.
Y ahora devaluó la Argentina.
Pero finalmente el gobierno argentino devaluó con fecha 6 de enero de 2002, estableciendo la cotización de $1,40 por dólar en vez de $1,00 como había sido hasta ese momento, con lo que la devaluación alcanzó el 29%. Para el 3 de febrero las autoridades resolvieron dejar flotar la cotización del peso frente a las demás monedas, lo que trajo como consecuencia que para el 15 de marzo de 2002 aquel se cotizara a $2,40 por dólar, uma pérdida de más del 50% respecto de su valor a comienzos de año.
Mientras tanto en el Mercosur se sigue ignorado el hecho de que en un pretendido mercado común deben establecerse previsiones para el caso en que la moneda de uno de sus miembros se devalúe en demasía. La primera consecuencia ha sido que el ministro de economia y finanzas de Uruguay, Alberto Bensión, a principios del mes de marzo de 2002 anunciara que en su país se estaban ajustatado los detalles de los decretos a través de los cuales se aplicarán contra productos originarios de la Argentina aranceles a las importaciones. El motivo, agregó, está en que esos bienes están ingresando a su país a precios bajos debido a la reciente devaluación y calificó a esta política que su país adoptaba como de “defensa comercial.”
En verdad no le faltan razones al Uruguay para protegerse de una devaluación argentina a todas vistas groseramente excesiva, pero lo hace violando el Tratado que dio lugar al Mercosur. Esta circunstancia se debe, una vez mas, a una poco razonable oposición del gobierno del Brasil a la adopción de medidas acordadas para atender casos como estos, aceptando considerar esquemas como los que han sido propuestos tantas veces en los últimos años.
No hay dudas de que con la devaluación del peso les será más dificil a otros países continuar vendiéndole a la Argentina, ya que la nueva paridad equivale a la aplicación sobre las importaciones de aranceles aduaneros adicionales superiores al 50%. Sin embargo los temores de que los productos argentinos ahora vayan a invadir a bajo precio los mercados de los países del Mercosur parecen exagerados debido a que, dada !a total falta de crédito tanto local como exterior que afecta a las empresas argentinas, les será a éstas por ahora muy dificil desarrollar mayores ventas al exterior. En cuanto al futuro sería muy aventurado arriesgar pronósticos, dado que hay demiasiadas variables económicas y politicas sin develar por lo que no hay más remedio que esperar a que, con el correr de los meses, el panorama se aclare.
Ex secretario de estado de comercio exterior. Actualmente vice presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina.